domingo, 10 de febrero de 2008

Ética y ¿Economía?


Hace poco escuche a una mujer orgullosamente decir: "Los choferes cobran bien barato –y por lo bajo dijo- ocho mil pesos mensuales. Pero el que trabaja conmigo todavía es mejor cobra 4,000. ¡Una ganga!" Muchos de nosotros envidiaríamos a esta persona por haber conseguido ese trato. A fin de cuentas todo el mundo tiene el derecho a maximizar su dinero ¿Qué no cualquiera tiene derecho a gastar menos si es posible?
En el mundo económico lo que rige nuestros destinos es que todos los individuos del mercado intentan tomar la mejor decisión al gastar su tiempo y su dinero. Compran en una tienda porque dado el servicio es más barato. Renunciamos si nos ofrecen más dinero sin pensar si nuestro patrón va a entristecerse. Corremos a las personas que trabajan para nosotros si no hacen bien su trabajo. Pagamos a nuestros empleados lo que el mercado determina: los sueldos están en tal, así que eso ofrezco.
Estos individuos egoístas son la mano invisible del mercado que Adam Smith describía. Cada uno piensa en su propio bien y ahorra y eso hace eficiente a la economía: ¡es un equilibrio! El egoísmo de cada individuo lleva a la sociedad a ser más productiva y con mejores resultados en conjunto. Desde entonces y sobre todo en el último siglo la ciencia económica ha tomado esto como uno de los postulados más importantes -incluso ni el tan “rebelde” Keynesianismo lo pone en duda porque a fin de cuentas the animal spirit es nada más y nada menos que una condición que hace que los dueños del capital puedan generar ganancias egoístamente (algo así como el colmillo).
La ética es entonces un anacronismo cuando se confronta con una ciencia como la Economía donde pensar en ti mismo y olvidarte de los demás al tomar decisiones es la causa del perfeccionamiento del sistema (a.k.a. mercado). Sin embargo nos hemos dado cuenta a lo largo de los años que este egoísmo agregado y desenfrenado no siempre tiene un final feliz como lo proponía Smith (es pertinente aclarar que este autor no pretendía crear una ciencia sin ética, simplemente creía que esto generaba un sistema muy justo cuando todos se comportaban de la misma manera, incluso tiene un tratado sobre ética llamado Teoría de los Sentimientos Morales, que dista mucho de ser una ética utilitarista).
La pobreza es una de las grandes paradojas del paradigma. ¿Si el sistema de producción/consumo es tan eficiente, entonces porqué hay quien se muere de hambre? Entonces vuelve a surgir el antiguo fantasma, ¿somos responsables de los demás miembros de la comunidad? ¿al hacer tratos económicos es necesario pensar en “el otro” a pesar de que eso disminuya mis ganancias? Planteado desde una perspectiva personal y medio cursi nadie se sentiría cómodo negando eso. Tan sólo imaginemos a alguien feliz en una reunión diciendo: “Mi chofer no puede pagar la educación de sus tres hijos porque yo conseguí un contrato con él que no le beneficia pero que a mi me hace ahorrar un montón para remodelar mi casa.” Sin duda sería blanco inmediato de la repulsión de cualquier persona que se quiera vanagloriar de ser humana. Pero si alguien presume entusiasmado que aumentó el margen de ganancia de su empresa en 5% (lo cuál se traduce en su sueldo) eficientando los recursos humanos. Cualquiera alabaría su habilidad.
¿Es entonces ridículo preguntarse por la moralidad de los actos económicos? ¿Debemos preferir un productor a otro en base a un criterio de justicia? ¿Es la pobreza nuestra responsabilidad? ¿O simplemente la economía pertenece a un campo distinto al de la ética?






11 comentarios:

Juan Manuel Escamilla dijo...

Me enterneció infinito tu intento por acercar la ética al lector medio con un ejemplo muy pedagógico: "una amiga..."

Creo que la pregunta última es "¿Acaso soy yo guardián de mi hermano?" De eso trata La sangre del pobre de Leon Bloy, que puedo intentar conseguirte en alguna librería de viejo de Donceles, si te interesa.

Un beso

Otto Hugo Weinberg dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Otto Hugo Weinberg dijo...
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Anónimo dijo...

No entendí nada primor, explícame por favor...

Anónimo dijo...

La economía no dice que todos debemos ser egoístas. Es un supuesto. La economía dice: Dado que todos somos egoístas, lo que va a suceder es bla bla bla.

De hecho, una parte importante de la economía es definir tu función de utilidad. Puedes fácilmente incluir la ética en tu función. Asignar valores numéricos sería ya algo difícil, pero con las herramientas de los economistas teóricamente se podría encontrar un equilibrio en el que se considera el bienestar de los hijos de tu chofer.

PD ¿Dónde lo conseguiste?

María José González dijo...

Juan Manuel:
Tristemente mi ejemplo pedagógico no fue inventado, lo escuche hace poco en una comida informal con una profesora que tiene un PhD en economía. De hecho es una vil transcripción.

Comentario suprimido de José María: Era bastate bueno tu comentario, ojalá te animes a volver a subirlo para ser capaz de comentarlo como es debido. Tienes razón que el gobierno es mucha veces lo que sustituye a la "ética" en la economía. Sin embargo, sólo el pensar la economía con ética es lo que va a hacer que todas esas "protecciones o restricciones" del gobierno permanezcan. Por ejemplo, imaginate que lo que nos defiende el un agiotista es el gobierno (porque está mal cobrar tantos intereses), pero luego analizas un modelo donde el agiotista maximiza utilidades y piensas que por que eso es eficiente (supongambos que es un monopolista discriminador, porque conoce a toda la gente de su pueblo y sabe cuánto cobrarle a cada uno). Entonces si supones que eso es correcto y no tienes consideraciones éticas (como por ejemplo la desigualdad), entonces el gobierno va a permitir que los agiotistas hagan lo que quieran. Si suena familiar a las tasas de interés en México es pura coicidencia.

Prepo up: ¿Puedo hacer algo?

rdc:
Tienes razón es un supuesto, sin embargo, también es la condición para que los mercados sean eficientes. Entonces la teoría se convierte en algo que toma vida, porque la gente empieza a actuar así para que "funcione" el modelo. Un excelente ejemplo de esto es el caso del mercado laboral, porque se considera ineficiente (teóricamente, basándose en el supuesto de la utilidad) un mecado con sindicatos o con restricciones para correrte (porque no se vacía los mercados). Entonces el gobierno intenta eliminar todas las resticciones para que "crezca" la economía haciendo legal que las personas se comporten con el modelo. Entonces en realidad lo que era una construcción teórica-matemática muy bonita se convierte en un criterio ético o que deja fuera la ética.

En cuanto a lo que dices de la función de utilidad de ética, estoy familirizada con la modelación de Becker. El problema es que es completamente tautológico, poque con esa teoría puedes modelar una función de utilidad para cada persona, es decir, para que se ajuste a los "datos" se vuelve ad hoc. Y el problema es que si modelas el "gusto" por la ética, en realidad sólo vas a terminar diciendo que si alguien le paga más a su chofer es por una cuestión ética lo cual podría no ser cierto (porque no es identificable econométricamente) y no resolvería el verdadero problema y es que la economía sin ética es deshumanizante.

Anónimo dijo...

Jajaja. Me confundí, como en facebook el vínculo estaba en el perfil de María Inés, pensé que el blog era de tu hermana, María José. Lo lamento.

De todas formas, te invito a darte una vuelta de vez en cuando a mi blog El País Discute.

Suerte en todo,

Fernando.

Anónimo dijo...

Y ahora que leo los comentarios, las cosas se ponen interesantes.

Regresando al punto. OK, un supuesto mecánico y frío además de poco falsable como lo es la racionalidad, de poco sirve para explicar las cosas, porque tú terminas inventándote un mitote para explicar las cosas por medio de funciones de utilidad. Sin embargo, eso deja de lado la labor más importante de lo qu se supone que es una ciencia: la capacidad de predecir. Si, a pesar de que se trata de una maroma metodolófgica, uno da con un modelo que parece capaz de predecir el comportamiento de la gente, entonces uno ya hizo la mitad de la tarea. Y ya está haciendo un bien a la sociedad al permitir refinar herramientas de, qué se yo, control de natalidad, combate a la delincuencia o comportamiento en estadios.

Por último, me gustaría regresar a un plano meramente ético, creo que el libre mercado está íntimamente anejo a algo sumamente valioso en nuestra sociedad: la libertad. Sí, la justicia es un valor, pero no es el único. Y la mentalidad que ha permeado nuestras sociedades en estas décadas, así como tiene su lado oscuro en el desinterés y frío egoísmo, tiene su lado brillante en ir formando una sociedad conciente de que ha sido arrojada a la libertad. O algo así.

María José González dijo...

Fernando:

Lo que dices de la capacidad predictiva de la economía, me parece que es cierto lo que tu dices, mientras funcione podemos no ser tan quisquillosos con los modelos. Justamente el problema es que no funciona tan bien sobre todo en situaciones anormales (no normales, te suena como supuesto econométrico??). No podemos predecir cambios de rumbo porque a fin de cuentas eso no lo consideramos en ningún momento, la econometría busca la tendencia (XB es nada más y nada menos que el promedio!!) y la función de utilidad es estática. Por ejemplo, nadie podría haber predicho la famosa trancisión demográfica, nadie puede saber cómo se comportará el PIB el siguiente mes.

En cuanto a la dimensión ética, claro que la libertad económica es una consecuencia del liberalismo. El problema es que como toda libertad si no se imponen muy claramente los límites -por reducidos que sean- se convierte en la ley de la selva. Por ejemplo, imagínate un momento un país donde se tengan todas las libertades cívicas pero no haya derechos humanos. Y eso es justo por lo que creo que es importante abogar, porque se hagan unos "derechos humanos" que hablen sobre el aspecto económico.

Muchas gracias por tus comentarios. Saludos,


MJ

Juan Manuel Escamilla dijo...

Wow. Eso es éxito. En la primer semana tantos comentarios ¡y tan eruditos!
Enhorabuena, María Inés. Perdón, María José.

Ni hablar. Anoche llegaron las belgas amigas de mi novia. Intentamos ir a Somelier, pero, México lindo y querido, estaba de bote en bote. Terminamos por ir a casa de Paty. Total: Harry, José, Rodrigo y yo. Las belgas se mostraron sorprendidas porque 1.no vivo con P. y ¡ya tiene veintitres años! ¡Seguir viviendo con sus papás! 2. éramos todos muy elegantillos. La conciencia de clase, MJ, es pasmosa -pero de clasemedia. i.e. No me hubiera llamado demasiado la atención un comentario así.

Anónimo dijo...

Lo interesante del tema es lo bien que funcionan las cosas con comportamientos normales de la gente. La cosa es que si no funcionan, o si los casos anormales se empiezan a multiplicar, entonces se deben revisar los modelos como sucedió con la macroeconomía, las políticas fiscales expansionistas y su fundamento keynesiano.


Justamente es eso el fundamento de la ciencia... innovar, experimentar, comparar con la realidad, poner parches a las ideas o crear nuevas. Lo que mencionas como situaciones fuera del modelo generalmente se corrigen ampliándolos para dar cabida a esas situaciones.

Hasta el momento, el desarrollo de la elección racional, la teoría de equilibrio general, y la noción de externalidades no han sino dado propuestas novedosas para el diseño de leyes, la explicación de fenómenos sociales o la creación de sistemas como el de comercio de permisos de carbono.

Es ahí, en el mundo de la creación de políticas y su implementación donde es el reino de los valores que tengamos como sociedad, no en la ciencia.