martes, 12 de febrero de 2008

Pequeña descripción: la puerta occidental

La gente camina con bultos en las manos, incluso con “diablitos” cargados por encima de sus cabezas. La multitud apiñonada camina rápidamente, casi corre. Niños mugrosos arrastrando cajas de cartón cerradas con mecate. Todos son bajitos: puedes ver por encima de ellos. La mezcla racial es evidente, hay indígenas de todos lados, perfiles mayas, narices zapotecas, ojos sesgados, pequeños y grandes. El piso de un mármol tallado por tantos pasos, la gente corre como en un hormiguero, van hacia el metro o a tomar un taxi, cientos de personas detienen el tráfico cada cinco minutos para cruzar, justamente por debajo del puente abandonado. Antes el puente estaba lleno de ambulantes, ahora está clausurado. Se puede caer en cualquier momento. Mientras tanto la gente burbujea intermitentemente debajo de él. Los coches son rodeados por peatones, que conocen que son mayoría y no les importa lanzarse en masa hacia la calle.
Dentro del galerón, que es la central de camiones, la gente corre o hace filas. El largo de las filas varía dependiendo la línea de camión. En las más fresas hay pocos, en otras, hay cientos esperando un boleto barato a Michoacán o a Toluca. La gente brinca las maletas de los que hacen filas. Los que llegan tarde a tomar el autobús y los que acaban de llegar se cruzan en un terrible caos. Sí, esta es la cenrtral de Observatorio, la puerta occidental de la ciudad, curiosa más que bonita.
De repente, caminando por ahí, justo al lado de los baños, que desprenden su putrefacto olor característico por metros a la redonda hay en la pared un cartel. Curiosamente, también he ido a parar al lugar del cartel: la plaza de Santo Domingo una de las más bonitas del centro de la ciudad. Con la pestilencia de los baños y la gente empujándose es casi surrealista que sea la misma gente en la misma ciudad la que pasea cerca de Santo Domingo.



Ese es mi primer recuerdo de mi estancia de ya casi cinco años en la ciudad de México. Ese choque de modernidad, cultura indígena, pobreza, movimiento y caos que evoca mis sensaciones cuando todavía no podía decir nada de México e incluso el poster surrealista y desgastado de Santo Domingo pasaba desapercibido.


5 comentarios:

Darío Zetune dijo...

Mira mira, ¡qué buena pluma la tuya!

Creo que Ciudad de México resume todos los contrastes que hay en México.

Pero siempre está la puerta occidental como punto de referencia.

BEsos.

Sergio.

Marifer dijo...

Que envidia! Me quiero ir a Mexico! Disfruta!
Saludos.

Ladinoamericano dijo...

¿Y qué tal tu primer viaje a città Satélite y Mundo E? Nos debes ese post.

Juan Manuel Escamilla dijo...

¡Pero si reconocí el sitio de inmediato! Yo he pasado por ahí infinitas ocasiones.
Recuerdo, entre tantas, la vez que no llevaba dinero para ir de veraneo a Valle. Fresa y todo, pidiendo "pal pasaje". ¡Y me dieron!

Emmanuel dijo...

Quiero decir, al respecto del primer post, que no podríamos jurar que ese cero es el infinito, sino que efectivamente ES el infinito.
Padre, la imagen del encabezado.